sábado, 6 de septiembre de 2014

Reporte de lectura semana cuatro

La personalidad es la mezcla organizada de factores tanto biológicos y sociales, que opera como una totalidad (espíritu-individuo) cuya trascendencia va a ser fundamental en la existencia, todos nacemos con ella y la vamos moldeando hasta concretar una identidad, forma de ser, sentir y pensar únicas. Los rasgos van a establecer la forma de responder ante determinadas situaciones, dando una consistencia a nuestro comportamiento a lo largo de toda la vida, pudiéndose cambiar la conducta, pero no así la personalidad. Esta se moldea teniendo como base los rasgos obtenidos de la herencia, influenciados por el desarrollo del organismo, el aprendizaje en respuesta a estímulos 

Se considera la existencia de tres tipos de rasgos: aquellos que se muestran invariablemente en nuestra conducta (cardinales), los rasgos con los que la gente nos identifica (centrales) y los que mostramos únicamente en situaciones determinadas (secundarios).

Pero los rasgos no son los únicos que integran a la personalidad, el temperamento es la parte entre instinto y lo afectivo que van a modelar al carácter el cual es más libre y se relaciona con la voluntad y el intelecto, por lo que este si es responsabilidad nuestra directamente y el temperamento al tener principios bilógicos es menos “controlable”.

Existen varios modelos y clasificaciones que desde hace muchos años han tratado de estudiar a la personalidad, Hipócrates relaciono los humores (sangre, bilis, atrabilis y pituita) con los cuatro elementos distinguiendo por lo tanto cuatro temperamentos (sanguíneo; las personas “sanas”, colérico; aquellas dominadas por la fuerza y la necesidad de expresarla, melancólico; dominado por sus preocupaciones y flemático; quienes no muestra interés por nada).

Jung basado en la relación de las personas y el mundo exterior, postulo dos disposiciones la extravertida e introvertida, atribuyéndose a la primera rasgos de sociabilidad, impulsividad, actividad y excitabilidad y al segundo todo lo contrario.

Kretschmer relaciono las características físicas con los temperamentos, asignando conductas por el tipo de complexión física.

En relación con el carácter Spranger hizo una clasificación de acuerdo a los valores predominantes en las personas, describiendo al ser humano como teórico, económico, estético, social, político o religioso; inclinado hacia lo cognoscitivo y la verdad, la utilidad y su consecuencia redituable, estudiar la belleza y la forma de autocomplacencia, guiados por el amor viviendo a través de otros, la imposición de su voluntad, buscando y relacionando todo a la divinidad correspondientemente.

Freud-Abraham hablan acerca de lo psicosexual y como en las etapas de la infancia el complacer estos impulsos dotara a las personas de actitudes positivas o negativas, según el grado de complacencia; estos don el carácter oral (succionar), anal (limpieza del excremento), genital (experimentación).

Se marca a las tendencias como fuerzas que rigen a la personalidad y son los instintos, las necesidades y las pulsiones, que van a constituir la conducta, a restablecer el equilibrio del orgánico y la motivación para el logro de metas, donde las presiones se relacionaran con la frustración o satisfacción de necesidades.

Ya que lo anterior va a mantener el equilibrio orgánico, los mecanismos de defensa son los que se encargaran del equilibrio mental, los cuales crean una realidad alternativa para sobrellevar situaciones y así favorecer la adaptación; pero no todos son normal existen los patológicos y los desadaptativos.

Lo que nos lleva a los trastornos de la personalidad los cuales son los niveles extremos de los rasgos normales produciendo sufrimiento a las personas que los poseen e incluso a terceros como los antisociales y los autodestructivos, pero no todo esto es malo existen algunos trastornos que permiten el desarrollo como la esquizoide que en control produce grandes manifestaciones creativas.  

Visto lo anterior podemos observar la gran gama de factores que influyen y convergen dentro de una persona, por lo que no es de extrañar que no existan dos personalidades iguales en el mundo, e incluso en la misma persona a lo largo de toda la vida ocurren cambios la duración de estos ya es más subjetiva.   

    


  

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